· Desde su aparición, "Barrio gris" se consagró como una de las novelas destinadas a permanecer en la historia de la literatura argentina.
· Muchos méritos le otorgaban esa jerarquía: el indiscutible talento con que su autor, Joaquín Gómez Bas, había eludido los convencionales esquemas de toda pintura de arrabal, con lealtad mayor a su autenticidad de escritor que a las obligaciones de un realismo paradójicamente retórico; la calidad humana nunca desmentida de sus personajes; el estilo, que debe su fluidez a un ajuste perfecto y a la aparente simplicidad, y sobre todo, y en primer término, el milagro que se concreta en "Barrio gris" y que Proust menciona en "El tiempo recobrado": la recreación de las sensaciones producida en ese estado de gracia que permite al autor entregarlas intactas a su público, sin desmedro del elaborado e invisible proceso de objetivación intelectual que las transforma en verdadero elemento de ficción.
· "Barrio gris" es la novela que ningún lector olvida.
· Los personajes que desfilan en la historia del muchacho "perdido" y de su sorprendente rescate no son jamás circunstanciales ni pintorescos, porque todos ellos conforman el alma de ese suburbio, Sarán di, con su atmósfera pesada de miseria, los vahos de la fábrica, la constante amenaza de la inundación, la niñez de forzado abandono y la difícil adolescencia acechada por el crimen y la vida "fácil".
· Sin inútil patetismo, sin concesiones a la sensiblería, sin recargo de tintas impuesto por algún apriorístico compromiso ajeno a la literatura, Gómez Bas ha creado un conmovedor relato de permanente vigencia, en el cual el paisaje y los hombres se funden en una maravillosa unidad de espíritu nacida del conocimiento, componiendo de manera continua y sin desfallecimientos formales una verdadera fracción de vida ciudadana.